domingo, 24 de octubre de 2010

CAPITULO IV
EL ENCUENTRO MAGICO CON LOS SABIOSE DE SIBANA

Después de un largo recorrido por caminos y sendas herbosas, los dos viajeros llegaron a Sivana, que eran caminos muy hermosos y había en el aire un olor a pino delicioso, a Julián le sorprendió ver orquídeas y otras flores , bailando entre la arbolada, tras otros 15 minutos de caminata, llegaron a un hermoso claro, entonces Julián vio algo que jamás pudo haber imaginado: Una aldea hecha exclusivamente de rosas. Cuando Julián entro en la aldea todos los monjes le sonreían serenamente, todos en esa aldea se veían tranquilos y tenían una agilidad impresionante. Aunque ya eran personas adultas y maduras, irradiaban un aura infantil, no tenían arrugas, ni canas, los sabios le ofrecieron a Julián un festín de frutas y hortalizas exóticas, las cuales sabían deliciosas, Julián jamás había probado algo parecido. Después lo llevaron a una cabaña llena de flores con una cama pequeña y un bloc vacío a modo de diario.


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